LAS COSAS POR SU NOMBRE
Itziar Doval Cámara
Llevo días disgustada y por eso intento enfriar los ánimos, pero es verdad, estoy preocupada y sé por qué es.
Recientemente apareció una información en prensa, sobre la llegada de un grupo de inmigrantes en situación de Emergencia Humanitaria al municipio. Esta noticia ha generado un grado de preocupación importante por parte de algunos vecinos que cuestionan al ayuntamiento por permitirlo o por no actuar.
Que lleguen a nuestro municipio un grupo de inmigrantes en situación de EMERGENCIA HUMANITARIA, excede totalmente de las competencias municipales. Para eso esta el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones que en colaboración con las ONGs gestionan las circunstancias tan difíciles y dramáticas que viven las personas que atienden.
Adela Cortina, valenciana y reconocida filósofa puso nombre al “odio al pobre”, según ella, nombrarlo es la manera de poder visibilizarlo, APOROFOBIA, efectivamente, así se denomina.
Llamar a las cosas por su nombre es bueno y yo me tranquilizo bastante porque puedo entender lo que pasa y de qué se trata.
A mi, personalmente, no me dan miedo las personas que llegan, porque llegan perfectamente organizadas, lo que me da miedo es como reaccionamos, es eso lo que me ha asustado mucho. El revuelo no es porque sean inmigrantes, es porque son pobres. Se crea alarma social por desconocimiento, por ignorancia o por la desinformación que corre como la pólvora.
Llegan personas en situación de EMERGENCIA HUMANITARIA, afortunadamente los derechos humanos existen y están por encima de nuestros caprichos. Son personas que requieren una protección especial que les garantice poder seguir viviendo. Ante estas circunstancias de emergencia los Estados tienen la obligación de proteger y en colaboración con las ONGs realizan una labor extraordinaria para garantizar la vida de estas personas y su dignidad, es una cuestión de estado. No es el ayuntamiento ni son los vecinos los que vamos a gestionar esta emergencia, no nos corresponde, no estamos capacitados y tampoco es la primera vez que personas en situación de Emergencia Humanitaria llegan a Calpe en un numero muy superior al actual y permanecen aquí por un tiempo.
A veces sacudidas con esta, nos hace recapacitar y darnos cuenta de nuestras carencias y lo digo como autocrítica. Aun fallamos en madurez democrática y el concepto de “INCLUSION” puede ser, que aún nos queda grande.
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